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LO SOBRENATURAL

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Sobre este tema hay tanto por decir, que empiezo por aclarar. Nunca he visto cosas como ovnis o fantasmas, pero no lo necesito para creer en la posibilidad de que existan o en la veracidad de alguna evidencia paranormal. En este blog me remito a cuanto percibo más allá de mi necedad racional, a los canales abiertos por mi voluntad y a las meras pruebas de mi testimonio.

“Ver para creer” VS “Quien tenga ojos, que vea”; la primera mirada cierra y condiciona, la segunda expande y responsabiliza. No tuve una educación religiosa sino mística -gracias a Dios- con bases esotéricas e inexorable libertad de pensamiento, de ahí que luego de mi experiencia con los hongos y de profundizar en esos estudios yo, a partir de lo que senti-pienso-intuyo, sé.

También comento; no uso con facilidad el término “chamán” tan gastado por el NewAge y pretensiosos espirituales, excepto chamán urbano que sí define un contexto de prácticas de salud tradicional. Al irme a Huautla me preguntaron si pensaba volverme uno, pero nada de eso; entre las variantes de brujos, curanderos y más, me identifica la de Sanador por mis técnicas de terapia alternativa y cuantas pude aprender de quienes sí manejan esas vibras.

Habrá mucho por contar de ese tema, mezclando otras Temporadas y periodos. De un curandero español en la sierra tarahumara y varias de la mazateca; mis amigos y M. LuzFer, brujo negro de Catemaco, y el ya citado M. Uru, guía de una Hermandad de verdadera magia blanca; y del kawitero Juan López, porque ese sí es Chamán y sus artes son algo sobrenatural de lo que sí soy testigo en la vida.

Desde mi mamá hasta él, me enseñaron a buscar mi propia conexión con la tierra: “Cuídate de la mariguana, es una Maestra aprehensiva”, sabía ella sin haberla probado. Y de todos aprendí que el conocimiento, ése intuitivo como el del estudio formal, es cosa seria e implica responsabilidad, sacrificio voluntario y, de ser evolucionado, requiere vocación de servicio.

También te contaré de cómo asumir esa labor en mi vida se volvió la síntesis entre mi trabajo de comunicador y terapeuta. En eso me remito a mis M. Mauricio y Aurora. Porque el primero me demostró que para conectar con mis tradiciones y el conocimiento no son obstáculos, respectivamente, el ser güerito y muy poco solemne; y la segunda, porque me dio su aval en el gremio y la guía para percibir los dones que vienen con el cargo.

Igual sobre esos habría tanto por escribir, aunque no todo se pueda revelar. Pero sí, recibí mis recursos de chinej cua -sanador, sabio de palabra- del mismísimo espíritu M. en los honguitos y estuve en presencia de demonios, la Muerte y la Luz en sus muchas formas; comprobé en mí y en otros los efectos de las limpias, así como el poder de la palabra para proyectar la voluntad al entorno ya sea en forma de oración, canto… o chismes.

Si bien la mayor parte del viaje con psilocibina revela imágenes del inconsciente, sí ocurren contactos sensibles con entidades y energías más sutiles que no sólo dejan la certeza de una revelación noética, sino paquetes de enseñanza etérea creadora de sistemas ancestrales de pensamiento y de salud. Por eso, sólo puedo escribir sobre cuánto percibí al abrir estos canales y lo aprendido bajo una comprobación intui-emo-racional.

Nada tan sobrenatural como entrar a nuestra dimensión interna, pero me encantaría ver al menos un pinche OVNI o fantasma. La capacidad de razonamiento humano no abarca lo complejo del mundo, aunque abra sus vías de comprensión ante el necio dogma de la evidencia tangible; por eso el tema es confuso y se llena de charlatanería, mientras va dejando de ser oculto para volverse “discreto” -aclara el M. Uru-.

Yo, por vocación de servicio al conocimiento, te escribo ahora sobre todo esto… porque en otro momento dará para algo más que un blog.

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