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LUGAR DE RITUAL

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Para algunas culturas y personas, la vida es un ritual. Lo sigue siendo entre pueblos originarios y en la tradición judía, por ejemplo, sin implicar ningún tipo de comportamiento fanático. Ahora comprendo mejor la idea, pero rezar, meditar o prender inciensos fue objeto de mi rebeldía juvenil contra lo protocolario, seguir instrucciones y mi vago concepto de espiritualidad.

Mi mamá se fascinaba en sus estudios y prácticas místicas; nunca hasta el dogmatismo y por temporadas, decía, se peleaba con Dios. Me enseñó que se vale personalizar el culto para canalizar mejor la intención -o sea, para creérselo más-, aunque cada elemento involucrado en un proceso ceremonial y durante el rito específico aporta cierta energía que conviene saber manejar mediante fórmulas, símbolos y maneras de expresar esa intención (agradecer, pedir, ofrendar, armonizar…).

Cuando ella murió volví a procurarme estas conexiones sutiles, porque por lo general me saltaba las misas de los eventos sociales, opinaba con cinismo contra sectas o religiones y al practicar yoga o meditación me la pasé sofocado o dormido. Fue al vivir en Huautla cuando comprendí que ese sincretismo, como parte del carácter o las costumbres, facilita el integrar una profunda intención ritual en las actividades más cotidianas. Aquí unos ejemplos.

Los actos fúnebres se llevan con orgullo y rigor discrecional durante cuarenta días tanto por católicos, cristianos, libre pensadores y migrantes desde donde estén. Los deudos restringen sus labores, la dieta, el sexo e incluso cierran calles para el rezo y las procesiones al panteón en plena ruta de acceso a la ciudad… Hasta el creciente tránsito urbano parece seguir adaptándose a sus prácticas de pueblo.

El panteón grande baja unos 400 metros por la cañada y vibra con especial intensidad en Día de muertos, lo cual parece liberar huestes de zombis disfrazados y orquestas de ancestros con caras de madera -Huehuentones- que recorren calles y entran a las casas donde reciban a su comitiva de difuntos reencarnados para el desmadre.

Otro movimiento de origen autóctono es subir al Cerro de la Adoración para dejar ofrenda al Chikón tokosho -literal, “güero” o señor del monte-, espíritu dueño y protector de la región que ayuda a los pobres recorriendo el campo en su caballo blanco. Y claro, la gente mestiza no se cree cada historia de su avistamiento, pero suele reconocer cualidades mágicas al lugar y tener una opinión sobre cierto tipo de presencia… Yo confío haberlo percibido en algunos viajecitos con hongos.

Al respecto y también generalizando, me atrevo a decir que la mayoría nunca los ha usado. Sin embargo, cualquiera sabe sobre curanderas, que salen más cuando caen rayos, y del origen divino de estos ndi xitjo -pequeños que brotan- en las gotas de sangre derramadas por Cristo al pasar por la sierra, por lo cual sólo se comen en una ceremonia de sanación bajo estrictos requisitos tradicionales.

Este proceso, ya bajo influjo católico, enfatiza evitar todo tipo de contacto con actividad sexual durante cuatro días antes y cuatro después del ritual de velación con los Niños santos… Hasta en la comida. No se debe comer nada preparado por gente casada o que haya podido coger durante ese mismo periodo y, además, la dieta excluye los alimentos negros (frijoles, café, CocaCola) para que “todo en el viaje sea de luz”.

Huautla es un mosaico de posturas y opiniones, entre mazatecos y mestizos, donde quizá los grupos cristianos distinguen con más énfasis su fe de las tradiciones, aunque igual las sincretizan a su modo. El rito significa tanto una ocasión especial como rutina de todos los días, tan solo a otro nivel de quienes agradecen a la presa por alimentar a la tribu o se limpian el estrés de la chamba en un baño con velitas.

Creo que ritualizar la vida se trata de dar un sentido elevado a lo común, al darle símbolos que ayuden a canalizar toda intención de progreso… como sacar más que el polvo al barrer u ofrendar a alguien un gran esfuerzo. En mi caso sigo pocos protocolos, menos rituales místicos que otros mundanos, y algunos servicios ceremoniales-terapéuticos; pero una de esas conexiones sutiles que siempre hago antes de escribir un post, es conectar con la Verdad para mi auto análisis y por cuanto pueda servir al descubrimiento de alguien más. 

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