top of page
pexels-eberhard-grossgasteiger-673020_edited.jpg

VIAJE ESPEJO 3: EUROPA

T3 L.Sanar 2.jpg
T3 Espejo3_edited.png
T3 Espejo3_edited.png
Gonzo
T3 Espejo3_edited.png

Los meses de verano que llamo “viajes Espejo”, están llenos de coincidencias con las Temporadas del blog. Obvio, se ve lo que se quiere ver y más si se pone atención en hallar similitudes, pero cuando dejan de ser casuales y parece que pasan por algo, a mí me gusta interpretarlas en tres sentidos: pueden ser regalos, señales o pruebas… sin divagar de parte de quién.

Mi verano de 1992, de mochilero por Europa, fue de inicio un regalo de papá para afianzar la universalidad de mi reciente carrera. Lo presumo, así de fresa, por su doble esfuerzo al ofrecer lo mismo a mi hermana y porque me comprometió con la planeación y el ahorro; desde dormir en trenes de ida y vuelta a una ciudad, hasta el exceso de alterar la vigencia del boleto prepagado Eurail Pass.

Algo de eso proyecté en este viaje, que refleja mi año en Huautla por haber sido una etapa de aprendizaje que puedo ligar con la Comunicación -mi materia de estudio-. La experiencia de cada lugar fue el mismo desmadre para explicarse, pero su energía propia hizo muy distinta la capacidad de entenderse.

Así como Huautla, el entorno europeo me mostró que la palabra pierde poder ante la expresividad cuando no coinciden los idiomas, tanto en neerlandés como en mazateco; pero igual hice un intento vago por aprenderlos al decir “Salud” según la tradición local, aunque fuera para ofrendar brindis y no una reverencia como Nda li -Buena luz-.

Veo el reto mental de comunicarme con otros pueblos, como una señal del trabajo que me cuesta darme a entender y lograr claridad conmigo mismo. Para lo primero, tuve que adaptarme a las variantes personalidades entre países, y las mías con las de Chente, gran amigo y compañero de rol, con quien los malentendidos fueron en español. Y en busca de claridad interna, es justo por lo que en la sierra me la pasé viajando entre las naciones y personajes de mi mente.

En ambos casos, el trabajo fue tan divertido como formativo. En Europa estaba al inicio de mi carrera y de mi indefinición vocacional, mientras en Huautla ya había cambiado de giro para hacer camino en mi labor de sanar. Durante el primero, escribí uno de esos diarios que empoderan el ego, pero años después lo perdí; en el segundo, hice una bitácora para poder encontrarme e ir perdiendo partes de ese ego con el tiempo.

Visitar otros países fue una prueba a la independencia de mis veinte años… porque en el tema de las drogas, no probé nada. Sólo fumé hachís dos veces y un junkie me explicó el significado del término al “pedirme” dinero. Vaya, ni un toquecito pedí en las Coffeeshop de Ámsterdam, pero eso sí, fue como un tour cervecero multicultural.

Ya en otro post, mencioné que el viaje psicotrópico revela miedos ocultos y la intención en ello es sanar el inconsciente; y ahora encuentro relación al cliché de “los viajes ilustran”, porque hacen a la persona más universal al abrir su perspectiva para comunicarse y al ponerla a prueba ante riesgos o miedos -como el mío a las drogas, pero no a dormir ebrio en un parque-.

Ahí como ejemplo. Caminaba con otros mexicanos en Ámsterdam, por donde las chicas se exhiben en vitrinas; entre otras distracciones, un indigente voladísimo ríe a carcajadas señalando mi entrepierna, y al evitarlo, veo al otro lado del canal a la doble de mi amor platónico juvenil cuando abre su cortina. Chente sigue mi mirada atónita y exclama “¿No…? ¡No wey, no es ella!”.

Y para ampliar el ejemplo en otro post, te cuento que terminé ahogando penas con los amigos, unas calles más lejos, en una típica cantina chilanga con posters de Piporro y José Alfredo en la rockola. Encontrar ese bar fue un regalo; la expresividad del indigente, una señal; pero verme en la posición de cuestionar mi enamoramiento, fue toda una prueba.

Claro, las coincidencias a las que me refiero pueden ser algo más complicado; sólo sugiero algunas en mis tres viajes Espejo, para irlas enlazando con sus Temporadas ya sea que se sincronicen por mis amistades, la pérdida de mi inocencia o mis niveles de comunicación. Pero ya entrando en detalles, puede que venga al caso interpretar si pasaron por ser un regalo, señal o prueba… y hasta divagar en de parte de quién.

bottom of page